14 julio 2012

AL VOLANTE


EL ACCIDENTE.

Accidentes de tráfico.

Salvo en la intervención de la naturaleza, la mayoría de los accidentes son predecibles y evitables, si el hombre, único responsable de sus actos pone de su parte lo que tiene que poner cuando lo tiene que poner, algo que generalmente escasea.

¿Qué es un accidente?

El Diccionario de la Lengua Española define al accidente  como suceso eventual o acción del que involuntariamente resulta daño para las personas o las cosas. O sea, que según esta definición; accidente es el evento que altera el orden de las cosas, independientemente del lugar o situación en que se produzcan.

Ésta sería una definición bastante acertada de lo que en realidad es un accidente de cualquier tipo.

De forma más directa relacionado con el automóvil y referente al accidente de tráfico o de  circulación -como queramos llamarlo-, que es el que nos ocupa, podríamos definirlo algo así como: cualquier evento involuntario como resultado del cual el vehículo quede de manera anormal, dentro o fuera de la vía o produzca lesiones en las personas o daños a terceros. De lo que se deduce que la consecuencia del accidente es la anormalidad y la persistencia de la misma.

No voy a entrar en tecnicismos de lo que es y cómo se produce el accidente aunque sea mi especialidad. Intentaré explicar cuál debe ser el comportamiento normal de un conductor también normal que se ve sorprendido por la presencia de un accidente ya ocurrido, o bien, que interviene en él.

Hoy día, cualquier vehículo motorizado es una sofisticada máquina, que exige conducirla -manejarla- no sólo con gran prudencia, sino con toda la concentración posible -más bien con absoluta concentración-,  independientemente del lugar por el que circulemos y la mayor o menor densidad de vehículos que en ese momento ocupen la vía. La atención y concentración debe ser total y absoluta en la conducción de todo tipo de vehículos y, en todo momento. De lo contrario, las consecuencias que de ello se derivan, podrían llegar a ser nefastas en algunos casos.

El ser humano no es infalible pero afortunadamente sí es influenciable y nos permite incidir sobre él para la corrección de errores y su posible rectificación.
Con frecuencia nos equivocamos, pero, si el error cometido nos sirve de lección, habremos aprendido en el evento, como dice el refranero: que no hay mal que por bien no venga; porque nos servirá de lección y ejemplo para el futuro.

Un buen ejemplo lo tenemos cuando un conductor entra un poco más deprisa de lo debido en una curva cerrada y nota como su coche le colea y casi se le sale de la calzada, incluso le derrapa un poco, con el consiguiente acojone, -no quiero decir que se le suba nada a la garganta- mientras se le encoge el corazón del susto, no hace falta que después nadie le diga cómo tiene que entrar en la siguiente, pues sabe bien que si de la primera salió ¿bien?, si en la segunda no corrige el error, saldrá dando más vueltas que las campanas de la iglesia de mi pueblo (ya no) en la fiesta patronal, y, él solito, procurará entrar más despacio, sin necesidad de que nadie le diga como lo tiene que hacer. situándose en el lugar que le corresponde y más guapo que un San Luis. De lo contrario, ya sabe lo que le espera: el accidente y sus consecuencias. Por lo tanto, ha influido en él el susto y la lección aprendida en la primera curva.

¿Qué hacer ante un accidente de tráfico en el que no hemos intervenido?

A la casi totalidad de los conductores cuando aprendieron a conducir se les impartieron unos conocimientos del comportamiento a seguir ante un accidente de tráfico; si bien, su conducta en estos casos generalmente se desborda por el nerviosismo y se vuelve ineficaz ante la situación angustiosa que presencia al ver el panorama que tiene ante sus ojos, y son incapaces de tener un comportamiento acertado  y acorde a la situación que se les plantea.
Cuando nos encontramos ante un accidente de tráfico, el comportamiento de las personas que van llegando es de lo más variado y no es infrecuente que cada una pretenda actuar “a su manera”  o “enseñarte” cómo se hacen las cosas en estos casos.

La buena voluntad, acompañada del desconocimiento de la mayoría de los conductores de cómo hay que actuar ante un accidente de tráfico de los que se detienen indebidamente, aconseja al socorrista cierta prudencia en la respuesta, pues, la verdad es que generalmente lo que hacen es entorpecer la labor del que sabe lo que hace, al tiempo que con su presencia hacen aumentar la congestión de la circulación en la vía.

El error quizá no sea siempre solo achacable al conductor normal. Algo habremos hecho mal los enseñantes cuando la gente no ha asimilado los conocimientos que “tratamos de impartirle” cuando estuvieron en la autoescuela a los  que acudieron a las clases cuando se impartían. O, posiblemente, algunos también pasaron olímpicamente del tema cuando el profesor trataba de que lo aprendieran; (de esto, también se podría hablar largo y tendido), pero lo cierto es que, el comportamiento ante un accidente, generalmente no siempre es el adecuado a las circunstancias que lo rodean.

Vamos a ver por partes la actuación que deberemos tener ante la presencia de un accidente ya ocurrido al que nos acercamos con nuestro vehículo.

Lo primero de todo.

Si al llegar al lugar del accidente la ayuda ya está organizada por otras personas, o la policía está presente y no somos médicos o socorristas expertos en la materia, lo mejor que podemos hacer por el bien de todos, es acelerar nuestro motor y que el vehículo que conducimos adquiera la mayor velocidad que en ese momento permitan las circunstancias para salir y alejarnos de allí lo más pronto posible y cuanto más lejos, mejor, nada de aminorar la marcha para curiosear, a no ser que los responsables del auxilio nos lo requieran.

Tan pronto percibamos la presencia de la policía de tráfico que es la que tiene que organizar la ayuda y la única que dispone de los medios necesarios para ello, nuestra presencia, no solamente es innecesaria, sino un estorbo. ¡Así, como suena!
Es por eso que la policía actualmente ya impide que ningún conductor se detenga ante un accidente debido a las consecuencias que de ello se derivan. Es la Policía de Tráfico la que recavará los medios necesarios para solventar con la mayor diligencia posible cuanto sea preciso para volver cuanto antes a la normalidad.

Recordemos: nada de aminorar la velocidad ni detenernos innecesariamente ante un accidente que no precisa de nuestra presencia. Hay que agilizar la circulación en estos casos excepcionales. ¡Colaboremos todos por el bien de todos!

Se da la curiosa circunstancia de que, con sólo ver un vehículo detenido aunque sea al otro lado de la autopista con un pequeño golpe, hasta los vehículos que circulan por el otro sentido, aflojan la marcha, se giran para mirar y se desplazan de su carril por curiosear algo que no les afecta para nada. ¿Por qué?

 Si al llegar al lugar del accidente la ayuda no está organizad y somos los primeros en llegar, nuestra obligación es auxiliar.

¿Cómo?
Veamos y, vayamos por partes:

En primer lugar.

Para prestar auxilio en un accidente de tráfico hace falta frialdad, temple, tranquilidad, calma, paciencia y conocimientos de lo que hay que hacer; porque si no sabemos lo que tenemos  hacer, es mejor no hacer nada. Absolutamente nada, si de verdad queremos colaborar; por muy buena voluntad que tengamos. Cosa que no se pone en duda.

Los pasos a seguir, son los siguientes:
Detenerse de forma que no se cree un peligro para la circulación en un lugar no muy alejado del accidente pero tampoco no muy cerca del mismo por razones de estrategia y seguridad; siempre hay que dejar expedito el entorno del accidente, y la presencia de nuestro vehículo sería un obstáculo innecesario. Un estorbo.
Nos colocaremos el chaleco reflectante antes de abrir la puerta de nuestro vehículo y antes de salir del mismo; dejaremos en funcionamiento las luces de emergencia (los cuatro intermitentes simultáneamente) para señalizar la posición de nuestro vehículo, además de, situar en el lugar correspondiente el triángulo o triángulos de preseñalización de peligro, dependiendo del tipo de vía en la que nos encontremos que deberemos situarlos por delante y por detrás cuando la vía sea de dos sentidos y solamente por la parte posterior cuando disponga de más de tres carriles o sea de un solo sentido de circulación, a una distancia mínima de cincuenta metros por delante y por detrás y que sean visibles como mínimo a cien metros también por ambos lados y, acordarnos de recogerlos al marcharnos.

Si además del conductor, para prestar ayuda, saliera del vehículo algún ocupante, deberá también este proveerse del correspondiente chaleco reflectante, sin el cual no podrá estar en la vía como establece la norma al efecto.

¡Ojo...!, antes de alejarnos cerraremos bien todas las puertas de nuestro vehículo y llevarnos las llaves en el bolsillo. Los amigos de lo ajeno en estos casos, actúan con una rapidez supersónica cambiando las cosas de sitio, y, por desgracia, no es infrecuente que después de ayudar al accidentado, cuando regresemos a nuestro vehículo, nos lo hayan aligerado de peso. No fiarse; son muy astutos y siempre están a la expectativa. 

En el caso de llevar equipaje en la baca (porta equipajes), de cuando en cuando echarle una ojeada porque también acostumbran a llevarse las maletas o cuanto tengamos encima de nuestro vehículo cuando no tengan la posibilidad de abrirlo; cosa que también deberemos vigilar para no llevarnos sorpresas desagradables; pues, los cacos saben muy bien que la gente, con el afán de ayudar, se distrae y olvida de su vehículo, momento que ellos aprovechan para hacer su trabajo y desaparecer velozmente.

Si hay más de una persona, procurar regular la circulación (el tráfico) para evitar congestiones innecesarias hasta que llegue la Policía de Tráfico, intentando en la medida de lo posible que los conductores que van llegando no se detengan y darle la mayor fluidez posible, con el fin de evitar molestias y retrasos a los vehículos de urgencia que tengan que acudir a prestar sus servicios.

Seguidamente, y, extremando al máximo las precauciones, nos dirigiremos al lugar del accidente y, por nuestra propia seguridad comprobaremos y nos aseguraremos bien de la proximidad y velocidad de los vehículos que se puedan acercar, haremos una composición del lugar, no nos acercaremos todavía a los heridos sino que señalizaremos el accidente (el vehículo o vehículos accidentados) con los medios de que dispongamos, bien con sus triángulos u otros medios o, mediante otras personas que adviertan a los que se aproximen que tienen la misma obligación que nosotros de colaborar hasta que llegue la autoridad o sus agentes, siempre asegurándonos de que  los que se acercan se percatan de nuestra presencia. 

Si es posible, accionar la señal de emergencia del vehículo o vehículos accidentados.
Oleremos (olfatearemos), por si hubiese gasolina derramada como consecuencia del impacto cuya presencia es un peligro  enorme y, si huele a gasolina hay que localizarla sin dar ningún otro paso más, pues es frecuente que en el lugar del accidente haya alguna piedra o piedras sueltas que al pisarlas o moverlas puedan hacer saltar una chispa, inflamar la gasolina derramada y producir una explosión haciéndonos volar por los aires. También hay que tener precaución al abrir las puertas del vehículo siniestrado si estas estuvieran bloqueadas, porque al forzarla para abrirla, con la fricción podría saltar la chispa si ejercemos mucha presión.
Tomaremos esa misma precaución cuando para sacar algún herido haya que desplazar o mover partes metálicas del vehículo o vehículos siniestrados por la razón antes expuesta

Si lo que está derramado es gas-oil, no existe peligro de que se inflame; por lo que es conveniente saber distinguir el olor de ambos.

En la medida de lo posible, si hubiese gasolina derramada, echarle tierra o arena para cubrirla pero no olvidarse de que los gases son altamente inflamables; por lo tanto, hasta que no desaparezcan los gases, no desaparece el peligro de incendio o explosión. ¡¡¡Téngase muy en cuenta esto...!!!

Detener cuanto antes el funcionamiento del motor o motores del/los vehículos accidentados, tomando las precauciones antes citadas

Es frecuente en los accidentes que, como consecuencia del impacto se rompa  o se salga algún maguito u otro conducto de la gasolina y la bomba siga funcionando hasta que se pare el motor, con lo cual,  esta siga saliendo al exterior esparciéndose en las proximidades del vehículo, por eso, ante un impacto fuerte hay que prever esa posibilidad.

Todo lo expuesto hasta aquí es para cuando el accidente ocurre durante el día con claridad suficiente que le permita ver a una considerable distancia cualquier objeto u obstáculo a los usuarios de la vía que se aproximen al lugar del siniestro.

¿Cómo actuar en la oscuridad?

Cuando por razones de nocturnidad o condiciones climatológicas o ambientales adversas carezcamos de visibilidad suficiente, tales como lluvia, nieve, niebla polvo humo, además de lo anteriormente expuesto, el comportamiento de las personas  que lleguen las primeras, deberá ser el siguiente:
El conductor que se acerque el primero al lugar del accidente,  situará su vehículo en la medida de lo posible fuera de la calzada, en el arcén, mediana o lugar idóneo, lo inclinará formando una diagonal al eje transversal de la  calzada de forma que su haz de luz ilumine el escenario del accidente para que el resto de conductores que vengan por ambos lados perciban el panorama, se percaten de su presencia y colaboren como es su deber y tengamos la claridad suficiente para poder actuar en lo que podamos, gracias a que la zona transversal de la calzada iluminada por el haz de luz de nuestro vehículo, nos permitirá en parte, ver lo acontecido y actuar en consecuencia.

En estos casos una buena linterna, moviéndola (balanceándola), es de gran utilidad para advertir a los que se acerquen; siempre extremando hasta al máximo la precaución ante el peligro físico que supone para el que lo hace, estar en la orilla de la calzada haciéndole advertencias a los demás.

 Dados estos pasos, tanto de día como de noche, lo siguiente será, esa composición de lugar que antes citamos, para ver lo que podemos hacer e inmediatamente recabar la presencia de la autoridad correspondiente llamando al 112, nada de policías de tráfico, municipales, autonómicas, etc. El 112 es el que mejor sabe lo que hay que hacer y las medidas a tomar en estos casos. Nosotros le aportaremos los datos que nos pidan y la máxima información posible de la situación que tenemos por delante, para que desde el puesto de mando, el que nos atiende al otro lado del teléfono, trace la estrategia que requiera la actuación del caso que nos ocupa.
Recordad. En estos casos, llamar siempre al teléfono 112 que, además, es gratuito y aunque sea desde un teléfono móvil de tarjeta que en ese momento carezca de saldo, la llamada podrá efectuarse sin ningún coste para el que la efectúa y ahorrará perdidas de tiempo; pues, el 112, coordina todos las emergencias.

Al leer esto hasta aquí, alguien ha podido pensar que vaya desconsideración que tengo con los heridos que pueden estar moribundos y no le he prestado todavía ninguna ayuda.
Pues, efectivamente, de momento se tendrán que esperar por muy graves que estén, ya le llegará el momento y les ayudaremos todo lo que esté a nuestro alcance, pero  lo primero es la seguridad y, esta, requiere seguir un orden, aunque nos resulte extraño o no nos guste; por muy ingrato que en principio pueda parecer.

Estoy completamente de acuerdo en que cada uno puede y debe pensar lo que quiera, pero ya dije al principio que la asistencia a un accidente de tráfico requiere sobre todo frialdad y calma, NINGUNA PRISA, ¡¡¡Ninguna....!!! La prisa es la peor compañera del conductor, su mayor enemigo. También en los accidentes de tráfico.
La actuación en estos caso requiere temple y hacer las cosas con tranquilidad y sosegadamente siguiendo unas pautas establecidas por las personas entendidas en la materia si no queremos que se agraven más aun las consecuencias del accidente.

Una vez efectuadas todas las comprobaciones anteriormente dichas, nos dirigiremos a los heridos, sin tocarlos de momento, hablándoles con delicadeza.
Y, como ya me he extendiendo demasiado. Dejaremos para la próxima entrada el comportamiento con los heridos y lo que establece la normativa vigente respecto al accidente.

He colgado este tema porque me ha parecido oportuno antes de las vacaciones de agosto, para que, si alguien se encuentra en una situación parecida, tenga una idea aproximada de lo que NO debe hacer.
Y, un consejo (más bien, ejemplo), para los que se impacientan por parar ante cualquier accidente de circulación sin contar que lo primero es la seguridad.
Hace aproximadamente una treintena de años escasa, en la A-7, aproximadamente a un par de kilómetros de mi domicilio, presencié un escalofriante espectáculo: hubo un accidente por alcance de un par de vahículos cuya gravedad no era mucha, un conductor que lo presenció porque venía por detrasde los que colisionaron, se paró allí mismo, sin tomar las debidas precauciones, bajo inmediatamente del coche con la mejor voluntad para prestar la ayuda que él consideraba su deber; otro vehículo pesado que lo seguía le embistió por detrás cuando ya estaba parado y el conductor fuera, causándole la muerte a sus dos hijas pequeñas que llevaba en el asiento trasero. ¿Se imaginan el drama...?

Supongo que no hará falta consejo para este supuesto; con el sentido común es suficiente.
Espero y confío en que este caso que he simplificado hasta el máximo para no dramatizar, pueda servir de referencia a los que tengan alguna duda de si parar o no, y cómo y dónde hay que parar cuando haya que parar; asi como las medidas de precaución ante un accidente citadas con anteriorida, por razones de seguridad y no impacientarse por atender en primer lugar a los heridos, olvidándose de la seguridad que es primordial y lo más importante en estos casos.  Por muy discutible que pueda ser esta medida.

Podría aportar algunos ejemplos más de parecido contenido; pero me parece sufiente lo expuesto para que cada uno juzgue lo que considere más oportuno y extraiga la conclusión que le merezca el ejemplo citado.

Por mi parte, no tengo ningún interés personal en asustar a nadie, sino en exponer la realidad de los hechos y los riesgos innecesario que se corren cuando no se actua con cordura y buen hacer.
Espero no causar molestias al alterar el orden de las entradas anunciadas, intercalando este tema de los accidentes que no estaba previsto.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Eres cruel, Luis, dejas a los heridos tirados en la cuneta hasta el próximo tema. Dices que en víspera de vacaciones haces esta entrada para advertir, prevenir… ¡mentira cochina!; lo haces para acojonar y parece que disfrutas con ello, desgranando, detallando y advirtiendo, ya que eres un experto en la materia (vaya que lo eres) de los mil y un peligros que nos rodean y acechan a cada momento. Mañana mismo me deshago del coche, lo vendo.
-Manolo-

Manuel dijo...

Soy yo, otra vez y un poco mas sosegado. Porque, chico, leer e ir imaginando todas las peripecias que detallas y que en realidad es y sucede casi siempre como comentas; pero llegas al final envuelto en olores de gasolina, gasoil, frenazos, ¡cuidado! con tropezar con rollos tipo zarceños de aquellos que al chocar hacen chispas y zas! incendio al canto, por si no hubiera bastante tragedia ya en la cuneta. Luego, que si es de noche y no vemos ni torta…. Luis, cuando yo me encuentre algo así antes de llamar al 112 te llamo a ti.
Y como el tema es muy serio, sigue, sigue con tus consejos, que nosotros te seguimos; algo aprendemos en cada uno; más de lo que crees.
Y perdona si no te gusta mi primer comentario; pero es lo que me salió de corrido.
Además no olvides, que en nuestra página y entorno, no está reñida la seriedad con el buen humor. Ya lo advierte en la entrada: Una página hecha con amor y humor.
-Manolo-

Anónimo dijo...

Creo que a lo largo de nuestra vida todos o casi todos nos hemos visto implicados directa o indirectamente en algún accidente, y es muy desagradable, pero cuando se puede contar es buena señal, lo peor es cuando no lo puedes contar,por eso tus consejos vienen bien, y más contados con todos los detalles pues yo creo que no has olvidado nada, pero también te digo que cuando te encuentras en una situacción así creo que se olvida uno de todo, la tranquilidad la paciencia y todo lo que dices que se deberíamos hacer creo que no se cumple, lo primero y más facil de olvidar es el chaleco y con esto nuestra seguridad está en el aire. Bueno tu sigue con los consejos que siempre nos quedará algo.
Saludos Cari.

Anónimo dijo...

Tomo nota de todo cuanto has escrito, Luis. Es cierto que cuando nos forman para sacar el permiso de conducir nos inculcan una serie de consejos que por desgracia con el tiempo se olvidan.
Tu entrada nos viene muy bien para todos aquellos que tenemos próximos viajes. Personalmente me viene como un aire fresco ante la rutina de viajar.
Gracias por tu esfuerzo y dedicación. Saludos Salva

Anónimo dijo...

Lección magistral,a leer y releer porque no es fácil asimilarlo todo de un tirón,aunque lo fundamental, si se puede retener fácilmente: la tranquilidad,paciencia y actuar con un orden,es la mejor forma de ayudar y protegerse uno a la vez.Cuantas veces salen en los medios sucesos de un accidente,una persona que se para para ayudar y es arrollado por otro vehículo.Demasiadas muertes por pretender hacer lo mejor.Ocurre en todos los ámbitos de la vida corriente;salvar con alto riesgo a uno que se ahoga,por ejemplo,lo vemos en los incendios también etc etc.Recuerdo aquello de ."vísteme despacio que tengo prisa" es válido para todo.Cuando se lleva entre manos algo tan potencialmente peligroso como un vehículo,estas lecciones y consejos son impagables.Saludos.Félix.