02 enero 2012

LA ABUELA

                  Vestida de negro y alpargatas viejas,
                  con paso tranquilo y gran entereza
                  camina la abuela firme y serena,
                  hasta el cementerio donde ahora se encuentra
                  aquel que de moza la llevó a la iglesia.
                  Se para a los pies del que antes fuera,
                  el amor que su vida, convirtió en primavera;
                  y mirando a la tumba, no llora,
                  piensa..., sonríe, reza, y...
                  le habla a su amado, le cuenta, le cuenta.
                  Le cuenta que en su bolsillo,
                  lleva guardada la cruz pequeña
                  que de una rama de olivo viejo,
                  él talló en la madera
                  el mismo día que ella fue abuela;
                  y ahora, estrechándola entre sus manos,
                  recuerda...,  recuerda... y recuerda....
                  Recuerda, cuánto la quiso él,
                  y cuánto lo quiso ella,
                  y por qué su vida, sólo fue primavera;
                  y por qué ahora, no llora,
                  y por qué sonríe, piensa y reza
                  y guarda ese hermoso recuerdo que tanto le llena.
                  Y lo feliz que ha sido siempre a su vera;
                  por eso, ahora, ella sólo espera;
                  espera el día que vuelva a estar con ella.
                  Le dice, que no se siente sola,
                  que espera, que lo espera,
                  para vivir juntos otra primavera,
                  otro amor, otra andadura nueva,
                  y volver a ser tan feliz como antes lo fuera.  
                  Y, llevando en sus manos la cruz de madera,
                  la acerca hasta el pecho y sonríe y reza;
                  y mirando a la tumba, recuerda y recuerda....
                  Recuerda, que lleva dentro de sí,
  lo que él le diera:
                  amor, cariño, ternura y firmeza,
                  y, esa esperanza tan grande
  que el alma le llena....
  Y con la suave voz del silencio le dice
  porqué lo está esperando,
  y por qué guarda el recuerdo de su único amor.
  Y que, en ese momento está recordando,
  el porqué desde que lo conoció,
  lo ha seguido siempre amando.

                  Mientras... oye una voz etérea,
                  que al son de trompetas le dice
                  cual madre al oído a su niño dijera:
                  ¡”Adiós, mi flor de primavera" !
                  No tengas prisa; espera, espera....

Ver: EL ABUELO

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Que bonito, con que ternura le habla la abuela, a su amado que un día se fué pero que se siguen queriendo y recordándole con mucho amor y esperando el día para reunirse con el; Y él diciéndole, no tengas prisa, no tengas prisa.
No sé si todos los poemas son tuyos. Si así fuera que yo creo que serán, tú familia estará orgullosa de tí, pues escrbes muy bien y los poemas muy bien rimados. Saludos CARI.

Manuel dijo...

¡QUÉ BONITO!
¡QUÉ BONITO!
¡QUÉ BONITO!

-Manolo-

Montse Sánchez dijo...

Que bonito, me tocó llorar....